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Otro pueblo digno de visitar es Grimentz. Caminar por las estrechas calles de este lugar es como retroceder en el tiempo.
Las tradicionales casas de madera, decoradas con coloridas flores durante el verano, son un espectáculo digno de contemplar.
En invierno, Grimentz se convierte en un destino de esquí, con pistas que agradan tanto a principiantes como a esquiadores experimentados.