imagen del cargador

Alzheimer: descubre qué es y 3 formas de prevenirlo

- publicidad -

La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo que afecta a las neuronas del cerebro, provocando que se deterioren con el tiempo.

Esta enfermedad, que representa entre 60 y 80% de los casos de demencia y es la séptima causa de muerte en el mundo, provoca dificultades con la memoria, el pensamiento, el comportamiento y la capacidad para realizar las tareas diarias.

Los síntomas suelen comenzar lentamente y empeorar con el tiempo.

Al principio, puede haber dificultades para recordar información reciente. Con el tiempo, la enfermedad puede afectar la capacidad para realizar tareas diarias, como cocinar o limpiar la casa.

Los síntomas más comunes incluyen dificultad para recordar eventos recientes, olvido rápido de información, desorientación en el tiempo y el espacio, dificultades para comunicarse y pérdida de la capacidad para realizar tareas diarias o cuidar de uno mismo.

La enfermedad se caracteriza por la presencia de placas de beta amiloide extracelulares y ovillos neurofibrilares intracelulares de proteína Tau hiperfosforilada en el cerebro.

Se desconoce la causa exacta de estos cambios patológicos, pero se han propuesto varias hipótesis, incluida la cascada amiloide, la hiperfosforilación de la proteína Tau, la neurotransmisión glutaminérgica, colinérgica y adrenérgica, la neuroinflamación, la disfunción mitocondrial, el estrés oxidativo y la hipótesis vascular.

La enfermedad de Alzheimer se considera multifactorial y se asocia con varios factores de riesgo, como la edad, factores genéticos y afecciones como la hipercolesterolemia, la presión arterial alta y la diabetes tipo 2.

Intervenir sobre factores de riesgo modificables puede prevenir complicaciones que contribuyen al deterioro cognitivo o mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Actualmente, las opciones de tratamiento sólo alivian los síntomas y todavía no existe una cura eficaz para la enfermedad.

Por tanto, es crucial desarrollar estrategias de prevención primaria y secundaria para prevenir la incidencia o progresión de la enfermedad.

Si sospecha que puede tener Alzheimer, es importante consultar a un neurólogo.

Puede realizar pruebas para evaluar la memoria y el razonamiento, así como recomendar análisis de sangre para descartar otras enfermedades que provocan cambios en la memoria.

Aunque el Alzheimer es más común en personas mayores de 65 años y en caso de antecedentes familiares de la enfermedad, depresión, sordera y tabaquismo, el tratamiento es con medicamentos que pueden aliviar los síntomas y retardar la progresión de la enfermedad.

imagen

Descubre algunas de las estrategias de prevención del Alzheimer:

1. Reserva cognitiva

La “reserva cognitiva” es una teoría que explica por qué algunas personas son capaces de mantener sus capacidades cognitivas incluso cuando tienen daño cerebral.

Es como si el cerebro tuviera una “reserva” de conexiones entre neuronas que puede utilizar para compensar este daño.

Las personas con un alto nivel educativo, o que realizan actividades ocupacionales, físicas, sociales y de ocio, suelen tener una mayor reserva cognitiva.

Esto significa que tienen una mayor capacidad para afrontar el daño cerebral sin mostrar signos de deterioro cognitivo.

Por otro lado, los estudios indican que las personas con un bajo nivel educativo o de logros profesionales tienen aproximadamente el doble de riesgo de desarrollar demencia.

Las personas que se desempeñan bien en actividades de ocio tienen un menor riesgo de desarrollar demencia.

Entonces, en resumen, mantener el cerebro activo y comprometido puede ayudar a construir esta “reserva” y proteger contra el deterioro cognitivo.

2. Dieta mediterránea

La dieta mediterránea puede ser un gran aliado para la salud de tu cerebro.

Es rico en frutas, verduras, cereales integrales y frutos secos, e incluye un consumo moderado de pescado, aves y alcohol.

Además, esta dieta prioriza el uso de aceite de oliva como principal fuente de grasa y recomienda un bajo consumo de carnes rojas y procesadas.

Esta dieta es beneficiosa porque contiene alimentos ricos en polifenoles, grasas insaturadas y vitaminas. antioxidantes, que ayudan a combatir el estrés oxidativo y la inflamación en el cerebro.

En cambio, las grasas saturadas, que favorecen la inflamación, se consumen en menores cantidades.

Los estudios demuestran que la dieta mediterránea puede proteger contra el deterioro cognitivo y la progresión de la enfermedad de Alzheimer.

Puede aumentar el grosor de la corteza cerebral, reducir la tasa de atrofia del hipocampo (una región del cerebro importante para la memoria), mejorar la conectividad estructural del cerebro y disminuir la acumulación de placas de beta-amiloide, que son características de la enfermedad de Alzheimer. .

Además, los antioxidantes de las frutas y verduras, como las vitaminas C y E, y los flavonoides de origen vegetal, pueden reducir la inflamación y la producción de radicales libres en el cerebro, lo que puede reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. El omega 3, que se encuentra en el pescado, también es muy beneficioso, ya que reduce la inflamación, optimiza la transmisión de señales entre las neuronas y mejora la memoria y el aprendizaje.

Por tanto, seguir la dieta mediterránea puede ser una estrategia eficaz para prevenir y retrasar la aparición o progresión de la enfermedad de Alzheimer.

3. Ejercicio físico

El ejercicio físico es muy importante para la salud del cerebro.

Los estudios demuestran que las personas que llevan un estilo de vida físicamente activo tienen un menor riesgo de tener problemas de memoria y otras funciones cognitivas.

Por ejemplo, comenzar a hacer ejercicio aeróbico puede traer mejoras significativas en la memoria y otras funciones cerebrales, incluso para personas que ya padecen algún grado de demencia.

En experimentos con roedores, se demostró que el ejercicio es capaz de reducir el tamaño de las placas que se forman en el cerebro en la enfermedad de Alzheimer, además de reducir la pérdida de neuronas y mejorar la memoria espacial.

Además, la actividad física en personas mayores puede reducir los marcadores inflamatorios del cuerpo, aumentar el flujo sanguíneo al cerebro, mejorar la oxigenación y aumentar los niveles de sustancias que estimulan la formación de nuevas neuronas y la conexión entre ellas.

Por tanto, el ejercicio físico protege el cerebro de varias formas, desde reducir la presión arterial y la obesidad hasta mejorar el perfil de grasas en sangre. Por tanto, mantenerse físicamente activo es una gran estrategia para prevenir el deterioro cognitivo.

Consideraciones finales

La enfermedad de Alzheimer, aunque es una enfermedad devastadora y actualmente incurable, no es inevitable. Las estrategias de prevención que hemos analizado (reserva cognitiva, dieta mediterránea y ejercicio) son todas accesibles y tienen el potencial de marcar una diferencia significativa.

La reserva cognitiva, fortalecida por actividades que desafían la mente, puede ofrecer una defensa sólida contra la aparición del Alzheimer.

La dieta mediterránea, con su riqueza en antioxidantes y ácidos grasos omega-3, puede nutrir y proteger el cerebro.

El ejercicio físico, especialmente el ejercicio aeróbico, puede mejorar la salud del cerebro y frenar el deterioro cognitivo.

Si bien estas estrategias no garantizan la prevención del Alzheimer, sí ofrecen esperanza y una forma proactiva de abordar la salud del cerebro. Adoptar estos estilos de vida puede ayudar a prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad. La clave es empezar temprano y ser consistente. Después de todo, un cerebro sano es fundamental para una vida sana y plena. Así que cuida bien tu cerebro: sólo tienes uno.

Fuente: SILVA, Liliana Sofía da. Estrategias de prevención primaria y secundaria de la enfermedad de Alzheimer.. 2022. Tesis Doctoral.

[mc4wp_form id=7638]
Scroll al inicio